La eliminación del vello superfluo ha sido, durante décadas, una preocupación para las mujeres.
Hoy en dia es cada vez más frecuente también en varones la utilización de métodos para eliminar el exceso de vello.
Los métodos tradicionales, como el arrancamiento del vello con cera, a menudo ocasionan problemas de foliculitis, especialmente en ingles, ya que el vello queda enterrado debajo de la piel.
Desde hace dos décadas los avances tecnológicos en los láseres han conseguido desarrollar equipos que emiten una energía que es capaz de llegar a la raíz del vello y destruirla. Hay varias tecnologías: el laser de alejandrita, el laser de diodo, el laser de neodimio, la luz pulsada… que pueden conseguir éste objetivo.
El láser de diodo ha demostrado una eficacia notable en eliminar el vello no deseado en cualquier localización y en cualquier tipo de piel (incluso piel de color). La diana son las células de melanina de la raíz del folículo piloso y también los microcapilares que nutren o dan vida a la raíz del pelo (como si se tratase de una planta que vive de los nutrientes y de la irrigación de su raíz).
Se trata de una herramienta potente de uso médico y debe ser empleado por personal cualificado y bajo supervisión médica para evitar posibles efectos secundarios derivados del mal uso.
Se puede utilizar todo el año con la salvedad que está contraindicado sobre la piel broceada. En este caso se debe demorar el tratamiento un mínimo de 15 días. Los equipos de última generación disponen de un medidor de melanina que permite conocer el índice de melanina sobre la piel para valorar si pudiera existir un exceso y en ese caso se pospondría el tratamiento.
Es preciso realizar de 6 a 12 sesiones separadas de 6 a 8 semanas para garantizar una reducción de vello en
cada zona tratada.