La abdominoplastia es el procedimiento quirúrgico más frecuente de la Cirugía del Contorno Corporal, sobre todo en las mujeres.
Los embarazos ocasionan diferentes grados de deterioro o de secuelas en ésta región. La piel y el músculo sufren una distensión muy importante lo cual tiene como consecuencia que se establezcan unas secuelas, de variable magnitud, en el envoltorio cutáneo y en los músculos rectos y oblicuos abdominales que suponen nuestra faja interna natural.
Observamos flacidez o redundancia en la piel, a menudo estrías, aplanamiento del ombligo y arrugas periumbilicales (sobre todo en los embarazos gemelares).
El tratamiento que puede resolver de forma definitiva éstos problemas es la abdominoplastia. Consiste en realizar en un mismo tiempo quirúrgico el tratamiento de los 3 planos: la reducción de posibles acúmulos adiposos localizados en abdomen y en flancos, mediante liposucción; la eliminación de todo el exceso cutáneo y la reparación del plano muscular.
El manejo del ombligo es un punto clave de la abdominoplastia. Debemos desinsertarlo, habitualmente (un 95% de casos en nuestra practica), y tras eliminar la piel reubicarlo apropiadamente.
La diversidad de las situaciones clínicas hace que no se pueda utilizar una sola técnica o un solo abordaje.
Es muy importante planificar perfectamente cada caso, midiendo la posición preparatoria del ombligo (distancia ombligo-pubis) y realizando una estimación de la cantidad de piel a resecar. Una abdominoplastia primaria mal planificada dará lugar a distintas secuelas e insatisfacción.
Los problemas más frecuentes de abdominoplastias primarias mal planificadas son: cicatriz horizontal alta (lo correcto es a 7 cm. de la comisura vulvar); ombligo bajo en relación a la cicatriz horizontal: lo correcto es que el ombligo se sigue entre 11 y 13 cm. de la cicatriz horizontal.
En éste caso vemos éstas alteraciones antes mencionadas que dan lugar a un abdomen poco estético. Para revertirlas, mediante una abdominoplastia secundaria, debemos situar la incisión inferior a 7 cm. de la comisura vulvar, y fijarla de forma que sea simétrica y con dirección ascendente lateralmente. El ombligo se debe de liberar y ubicarlo a la distancia más estética de unos 12 cm. desde la incisión púbica.
En éste caso los principales problemas fueron: la no reparación de la musculatura que dio lugar a herniaciones, una cicatriz baja y que distorsiona el pubis (cicatriz en W). En la abdominoplastia secundaria se corrigió y se reposicionó la cicatriz inferior además de reparar la musculatura abdominal mediante diversas plicaturas devolviendo la armonía al abdomen.
En conclusión, la abdominoplastia es una intervención difícil que requiere un abordaje individualizado, un sentido artístico y un conocimiento profundo de las técnicas avanzadas de la cirugía del contorno corporal.
A mi en clinica Dorsia en Barcelona se me práctico una abdominoplastia horrible… ojalá haber mirado antes todas estás cosas