El ácido hialurónico es un polisacárido o carbohidrato que tiene una función estructural en articulaciones y en la piel. Presenta la propiedad de retener grandes cantidades de agua por lo que tras su inyección produce una gran hidratación de la epidermis. Estimula la producción de colágeno. Por ello proporciona mayor elasticidad y suavidad a la piel.
Sus indicaciones con la atenuación de arrugas faciales y el aumento de volumen en labios, pómulos, sienes (región temporal), surcos nasogenianos. También mejora las cicatrices tanto de acné como postraumáticas o postquirúrgicas.
El ácido hialurónico se presenta en jeringas de 1 ml., con anestésico incorporado que reduce el dolor en la inyección. Hay cuatro presentaciones en función de la densidad del producto dependiendo de las zonas a tratar. Para zonas profundas como los pómulos se iyecta o implanta un ácido hialurónico de alta densidad y para zonas más superficiales como labios o arrugas finas se emplea un hialurónico de baja densidad o más fluido.
Se trata de un tratamiento relativamente sencillo que se realiza en consulta, si bien requiere un conocimiento anatómico para evitar remotas complicaciones derivadas de poder tocar vasos sanguíneos o nervios. Por tanto debe de realizarse por un especialista. Generalmente no hay reacción inflamatoria o es mínima. No es frecuente que se produzcan moratones aunque si se inyectan múltiples zonas pude existir algún hematoma que se resuelve en pocos días.
Los resultados son inmediatos. El resultado dura entre uno y dos años dependiendo de la densidad del producto.