La belleza y la juventud de la piel se expresan como una piel tersa, lustrosa, sin manchas ni defectos.
Los cuidados tópicos de la piel formas parte del tratamiento del envejecimiento cutáneo. El proceso del envejecimiento cutáneo resulta de la interacción entre factores intrínsecos y extrínsecos. La disparidad en el proceso del envejecimiento y la tendencia a padecer algunas patologías dermatológicas están influenciadas por las variaciones étnicas en la estructura de la piel. El clima puede tener una influencia en los cambios que sufre la piel en el proceso del envejecimiento.
La importancia de los tratamientos anti-aging y de los cosmeceúticos es bien conocida. Es importante mantener una rutina en los cuidados de la piel para frenar el proceso del envejecimiento.
Existe tal cantidad de productos en el mercado que a menudo las personas no saben elegir los productos más adecuados y eficaces, que no son los más costosos habitualmente.
En general los productos para el cuidado de la piel se confeccionan para cuatro tipos básicos de piel: normal, seca, grasa y sensitiva. Formulaciones específicas se indican para problemas o condiciones específicas como el acné.
La clasificación de los tipos de piel se basan, científicamente, en la predisposición genética a la reacción a la exposición al sol y a las propiedades de la piel en relación al bronceado. La clasificación histórica de la raza humana está basada en los tres continentes mayores: la raza Caucásica pertenece a Europa, la raza Mongoloide a Asia y la raza Negroide a Africa.
La clasificación más popular es la de Fitzpatrick que está basada en el trasfondo genético y en la reacción de la piel a la exposición a los rayos U.V. Describe 6 tipos de piel desde la piel muy blanca que se quema con gran facilidad hasta la piel negra.
Otra clasificación según la raza describiría 6 categorías genético-raciales: los nórdicos, los centro-europeos, los mediterráneos, los indo-pakistanies, los africanos y los asiáticos.
La tendencia a la formación de arrugas es el principal problema en las personas de pieles claras, mientras que la tendencia a las manchas o hiperpigmentaciones es lo más común en los tipos de piel más oscuros.
Los patrones de envejecimiento varian según las diferentes razas aunque se trata de un fenómeno inevitable que resulta de factores genéticos y factores ambientales como la radiación U.V., la dieta y el consumo de tabaco. En general, los tipos más oscuros de piel muestran los signos del envejecimiento (arrugas, manchas, flacidez) a una edad más avanzada que los tipos más claros de piel.
Los cosmeceuticos más comunes son: los alfa-hidroxiácidos, antioxidantes, péptidos, retinoides, filtros solares y agentes despigmentantes.
El uso rutinario de cremas con filtro solar protege la piel contra la radiación ultravioleta (UVA y UVB). Los antioxidantes reducen los daños de los radicales libres. Se emplean: vitamina C (ácido ascórbico), niacinamida, ácido lipólico, N-acetil glucosamina, alfa-tocoferol y ubiquinona. Mejoran las arrugas finas, producen exfoliación y suavizan la piel. La hodroquinona y el ácido kójico reducen las hiperpigmentaciones. Los alfa-hidroxiácidos son ácidos frutales (ácidos glicólico, cítrico y málico) que aumentan la hidratación de la piel. Los retinoides son derivados de la vitamina A. Reducen las arrugas y las manchas.
En conclusión, los cosmeceúticos deben de ser seleccionados y combinados en óptimas proporciones bajo el consejo y supervisión del especialista teniendo en cuenta las características de la piel en función de las variaciones genéticas y étnicas. Son la principal herramienta para frenar el proceso del envejecimiento cutáneo y para mantener una piel saludable.